Mara: Sus inicios. Mi tío Omar.

Mara: Sus inicios. Mi tío Omar.Al cumplir mis 8 años mi mamá y mi papá , por cuestiones vinculadas con su divorcio y también laborales, decidieron que, hasta que alguno volviese de su viaje, yo, un chico criado con el cálido amor de mis padres, debía vivir en la casa de mis abuelos paternos. La decisión fue tan repentina como su separación. Mi padre casi nunca estaba en casa, era marino y sus viajes laborales duraban meses. Mi madre me trataba con un amor único y me quería más que como un varón, como a una nena. - Mi sueño, Mara (Mi nombre era Marcelo) me decía, fue, desde toda mi vida, tener una nena, y Dios quiso que nacieras vos, mi amor, que eres la nena más nena que existe. Mi madre no sólo quería tener una nena, sino que iba a tener una nena, sea como sea, en tanto, sabía contarme largamente, desde el día que supo que estaba embarazada, comenzó a comprar prendas, juguetes, y absolutamente todo, para una niña. De manera que sólo me vestía regularmente de varón, cuando venía mi padre, unos pocos días cada varios meses. Cuando mi papá estaba ausente, mis prendas eran vestidos, blusas, zapatitos de una chica. Mi vida era la vida de una chica y casi todo el mundo me veía y me trataba como niña, porque realmente lo parecía. Mi cabello largo, mis caderas, mis pómulos y todo mi aspecto, hasta mi voz, eran de mujercita porque luego de consultar al médico, él y mi madre decidieron feminizarme hormonalmente, ya que mi conducta era totalmente de sexo femenino, según mi madre le relataba al Dr. quién la escuchaba atentamente, mientras me observaba el pelo con trencitas, mis zapatitos de charol y mis piernas flacas bajo mi pollera escocesa que ella había elegido para concurrir al Profesional que era experto "mi tema" y sería el encargado de examinarme para saber qué debía hacerse...El día que mi madre me hizo saber que debía viajar a Ámsterdam, Holanda, me sentí triste como jamás había sentido. Cuando me dijo que viviría en la casa de mis abuelos sentí un gran alivio ya que mis tios paternos,Edelma y Omar, apenas unos años mayores que yo, eran, para mí, personas hermosas que me amaban y a las que quería con toda mi alma. Cumplí mis 8 años, aún con mi madre, pero viviendo en la casa de mis abuelos.Mi abuelo, Francisco, era un hombre robusto, hablaba un español muy precario cuando se lo proponía y la mayor parte del tiempo lo hacía en su idioma: Italiano. Tenía amigos italianos y a todos les gustaba demasiado el vino, tinto, de uva chince, decían..En ese momento no lo advertía, pero a mis 10 años, había entendido que mi abuelo era alcoholista empedernido. También era un hombre rudo y muy trabajador. Mi abuela, Dominga, era menuda, frágil, bonita, y coqueta; Parecía mucho más joven que mi abuelo, aunque tenían la misma edad. Festejé mi octavo cumpleaños con mis tios, que para mí eran mis primos , mis abuelos y mi madre, que por la noche, mientras me mostraba sus regalitos, dos anillos con brillantes, un collar de perlas y aros largos haciendo juego, me despedía con profundo amor. Sinceramente, pasé la noche despierta y llorando mientras me hacía la dormida en la cama, junto a mi abuela que me consolaba.Esa noche fue la única que dormí junto a mi abuela, ya que mi abuelo ordenó que en la pieza de adelante, la que daba a la calle dormiríamos los varones, Omar y yo, En la pieza del medio, al lado del baño dormirían las mujeres, mi abuela y mi tia Edelma y él, por cuestiones edilicias, dormiría en la pequeña pieza del fondo que sólo podía albergar a una persona.La primera noche que dormí con Omar, casi no extrañe a mi madre porque él en su cama y yo en la mía, separadas por poco más de un metro, charlábamos y nos divertíamos leyendo historietas, riendono a carcajadas,hasta que mi abuelo gritaba - A dormir, se callan la boca y se duermen!. cosa que no obedecíamos, ya que seguíamos hablando bajito y sin dormirnos hasta altas horas de la noche....Mi terapia hormonal de feminización llevaba 3 meses al momento de mi cumpleaños, de manera que al llegar a la casa de mis abuelos ya sentía una suerte de revolución interior. Por un lado me encontraba emocionalmente lábil, cosas que antes me emocionaban levemente se tornaban de gran magnitud, lloraba con facilidad y también fácilmente me tornaba algo ansiosa, por momentos desenfrenada. Mi voz era indisimulablemente femenina, ya tenía unas lolas pequeñas, pero notables cuando estaba desnuda, sobre todo por mis pezones turgentes y notablemente sensibles. Había aprendido a caminar delicadamente gracias a las indicaciones de mi madre y para mi sorpresa, en los últimos días mis nalgas se habían tornado redondeadas lo que me mostraba con un andar fascinante que al prestar atención me encontraba caminando como una pequieña modelo de pasarela, lo cuál, en verdad, me encantaba, me hacía sentir linda, como mis compañeritas, pero algo más desarrollada. Mi madre había dejado indicaciones precisas vinculadas con las tomas de mi medicación que mi abuela me administraba rigurosamente, también se encargaba de llevarme al Médico semanalmente, el cuál me interrogaba para luego examinarme exhaustivamente, tras lo cuál, en todas las oportunidades, anotaba la dosis de cada medicamento, eran unas cápsulas, comprimidos y grageas, también, mensualmente, me aplicaba una inyección en las nalgas que me resultaban algo dolorosas y de interminable tiempo de aplicación, cada més una en cada nalga, al finalizar el médico me las masajeaba y creo que algunas veces aprovechaba para excitarse porque tomaba mis nalgas entre sus manos durante un tiempo demasiado prolongado. Yo permacecía quietita y en oportunidades me era inevitable sentir mi pene, al que ya llamaba clítoris, paradito que el Dr. observaba bajo mi estricta bombachita rosa o blanca, siempre impecables porque "te vá a revisar el doctor", decía mi abuela Dominga.Luego de unas noches en mi nueva habitación, cuando mi abuelo ordenó que nos callaramos, Omar, para hablar más bajito, se metía en mi cama. Jugábamos, ingenuamente, yo siempre con mi babydoll y Omar con su ropa de dormir. Esto no duró demasiado. En una oportunidad, me encontraba duchándome y me sorprendió la voz de Omar que exclamó - Ay, Mara, que lindo culito que tenés, nunca te lo había visto... ahhh, y tenés tetas... pero Mara, parecés una nena, me encantás, sos una divina total.... Dejame ducharme con vos, que te voy a dejar bien limpita...." Fue así, que entre el vapor tomó el jabón y comenzó a acariciarme con el por todo el cuerpo, deteniéndose de sobre manera en mis nalgas, mis pechos, mis piernas. Por supuesto que al poco tiempo, al pasar su mano por mi entre pierna advirtió que mi pito estaba completamente parado. Se colocó detrás mío y comenzó a mastukrbarme lenta y suavemente mientras me chupaba el culitoi, metía su lengua en mi ano con tanta destreza que me parecía que me cogía con la boca. De mi esfínter, cuando dejaba de chuparme, salía su saliva que me corria entre las piernas... "El mejor lubricante es la saliva, Mara", me dijo al oído y tomándome por las caderas comenzó a meter la cabeza de su glande en mi culo, yo sentía como mi esfinter se dilataba sin dolor alguno cuando al oído me susurra - Abríte, Mara, hacé fuerza como cuando hacés caca. Eso hice y allí sentí su pija durísima que ingresaba sin piedad por mi culo. Cuando quise gritar, porque el dolor era desgarrante, su mano en mi boca evitó que mis abuelos o Edelma escucharan. - quedate quieteita y calladita, me ordenó y así lo hice, fué revelador que al poco tiempo el dolor cedía para transformarse en un placer enorme, nunca había sentido algo igual, su mano no abandonaba mi clítoris paradísimo y con su pija dentro mio comencé a acabar, mi cuerpo parecia convulsionar y tuve un orgasmo delicioso, estremecedor pero era tan chica que aún no me salia lechita. Omar, delicadamente retiró su miembro de mi ano. Luego volvió a enjabonarme y cuando estaba por decirle que ya me había lavado lo suficiente, advierto que me había hecho pis y caca, casi no tuve tiempo de sentirme avergonzada porque rápidamente me encontré envuelta en la toalla blanda, grande, blanca y acogedora que mi tio abrazaba a mi cuerpo. Me hizo upa como a un bebé, yo era muy menuda y él tenía un cuerpazo atletico que casi duplicaba mi estatura, y me llevó a la habitación, me apoyó parada en la cama, terminó de seacarme y yo ya estaba otra vez excitada, al observarlo, Omar empezó a besarme la boca, me metía la lengua mientras acariciaba el oyito de mi ano y lo deslizaba hasta mi clítoris... al poiquito tiempo volví a acabar, no me salió lelchitai, pero mis espasmos musculares al momento del orgasmo le hicieron ver que había terminado, terminó de secarme, me dió un piquito en la boca, me acostó, me tapó, se sento en la cama, se inclinó hacia mi oído y me preguntó en voz bajita: -Te gustó Mara?. ay, si tio, le respondí. - Entonces acabás de hacerte mujercita y desde ahora sos mi novia, querés. - Si, tio, le respodí ingenuamente, sin saber lo que eso significaba realmente. Volvió a darme un piquito, se levantó y me dijo, dormite linda, hasta mañana y salió de la habitación. Yo me sentía totalmete otra persona: Linda, contenta, limpia entre las sábanas suaves y confortables que se depositaban sobre mi piel... me sentía feliz, protegida, y con esa sensación me quedé dormida como una buena nena, tranquila y obediente... (Continuarà...).